Cultura

Entretextos: cuatro poemas de Evangelina Aguilera

La poeta marplatense comparte una serie de textos que forman parte de "Devenir Colombia", libro en el que enhebra lo popular, la reflexión sobre la escritura, lo político y temas sociales.

Por Evangelina Aguilera (*)

Tempus fugit

I

nevadas cumbres luce la que antes de azabache o

de oro se peinaba campo seco quedó

yerma, esteparia

loba que aúlla y no confía ni en sartre ni lee a marx.

shakira crece y muere

como el resto de todos los mortales pero a medio

camino se da vuelta

y mira para atrás tropieza al no entender

que el gusto de la vida no es amargo se queda con

las fotos

de cuando en argentina el dólar uno a uno y aun no

conocía al presidente

del helicóptero y plaza de mayo

I

Cuando salí del aula me caí. El taco se enganchó

con el vacío del anteúltimo escalón y quedé en el

piso, de rodillas. Sentí que el dolor me atravesaba

todo el cuerpo. Terminaba de dar clases.

Habíamos intentado definir en cuarto año qué cosa

era la Literatura.

Cuando me fui de la clínica de fracturas, sin

haberme roto ningún hueso, pensé que de algún

modo se manifestaba así, en ese accidente, lo que

la escritura viene pidiéndome hace rato: que pare.

I

El goce (de escribir, por ejemplo) supone el

abandono de lo propio. No existe lo propio.

Tampoco hay de qué sentir vergüenza.

Las casas

VI

la caja de prozac de treinta comprimidos alcanza y

sobra/sobra y alcanza

para apagarse un día. así, maría mercedes una

noche de julio

se masticó su muerte

en la misma casona colonial y florida donde José

Asunción Silva

se quitara la vida

un veintitrés de mayo ciento veinte años antes

(con un revólver smith calibre treinta y ocho se dio

un tiro en el pecho)

pero ella no.

así como esperó paciente que su hermano volviera

así esperó a la muerte: sin apuro.

VI

Una casa en el campo en medio de la nada

de ladrillos y techo a dos aguas. Nueve puertas,

postigos y tranquera en medio de la nada

(ya lo dije).

Pero la nada es pasto, siembra de choclo y soja

y más allá tractores detrás, los animales

(vacas, caballos, toros, ovejas, perros bravos).

Esta es la nada, entonces la casa de Asterión

en la Pampa argentina.

Lo que nos mata acá

es llamarle vacío al alimento.

VI

De la palabra hice un refugio. Y el alimento hice.

También, mi fe sin techo ni paredes: Poesía.

Himnos

X

del imperio brutal ya se siente el final

socialista el futuro será. mas no es completa gloria

vencer en la batalla,

si el sol alumbra a todos justicia es libertad.

en surcos de dolores el bien germina ya.

guerrilleros de las FARC

se baña en sangre de héroes la tierra de Colón.

(Himno de las FARC-Himno de Colombia)

X

que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé

y los libres del mundo responden que siempre ha

habido chorros, maquiavelos y estafa’os/

(ved en trono a la noble Igualdad

si uno vive en la impostura y otro afana en su

ambición/)

coronados de gloria vivamos

y herida por un sable sin remaches

¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!

todo es igual, nada es mejor

o juremos con gloria morir.

(Cambalache-Himno Nacional Argentino)

X

“Y siempre que se produce una acción contra el

Estado, indisciplina, sublevación, guerrilla o

revolución como acto, diríase que una máquina de

guerra resucita, que un nuevo potencial nomádico

surge, con reconstitución de un espacio liso o de

una manera de estar en el espacio como si fuera

liso”.

G. Deleuze y F. Guattari, “Mil mesetas”

Traducciones

XIV

cuando la palabra no puede darnos nada hacemos

glosas, versiones,

traducimos a otros

buscamos esa música perdida vamos a tientas en

un idioma ajeno.

por eso desciframos entre el espacio que hay

de un silencio de otro tiempo.

escribir es la marca:

tacha, mancha,

sobreescritura arcaica sobre la roca muda.

hay que retroceder, entonces, a la lengua de Dios

que olvidamos hablando.

XIV

“Creo que la traducción es como ese

enfrentamiento que no ocurre en la superficie plana

del vidrio ni en la lengua extraña sino en las

profundas sombras que alumbra. En el espacio que

va de la niñez hasta cuando nos damos de

que no somos y somos a la vez, el otro en el espejo,

se acumulan copias de un original perdido”.

Osvaldo Picardo, “Nadar en el tiempo, una invención apócrifa” (2023)

XIV

“La traducción, ¿es traición? / La poesía, ¿es

traducción?”, pregunta Po I-po, el apócrifo poeta

oriental que creó el argentino Juan Gelman.


(*) Evangelina Aguilera (Mar del Plata, 1977) es poeta, profesora en Letras y correctora. Dicta clases en escuelas de enseñanza secundaria, y talleres de escritura creativa y de poesía. Ha publicado los libros de poesía “Fuga” (Gogol, 2009), “Una casa no arde sola” (El Suri Porfiado, 2018), “En la enorme presencia de lo nimio” (Vinciguerra, 2020), “Mercado chino” (Pandero cultural, 2021), “Boccaccio para recitar” (Gogol, 2022) y “Devenir Colombia” (2025). Recibió numerosos reconocimientos –como el Premio Lobo de Mar a la Literatura 2022, por mencionar uno de los más recientes– y fue distinguida por la Secretaría de Cultura del Partido de General Pueyrredon con el Premio Municipal Alfonsina Storni a la Creación Literaria.

Los poemas reunidos en esta publicación de Entretextos pertenecen al libro “Devenir Colombia” (leer nota sobre este poemario haciendo clic acá).

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